La selección inglesa se ha llevado un inesperado empate a uno ante Estados Unidos.
Y merecido, sin embargo. Porque el conjunto de Bob Bradley ha demostrado que haber llegado a la final de la Copa Confederaciones el año pasado en el mismo escenario sudafricano no fue una casualidad, y porque el propio conjunto inglés, casi impoluto en la fase de clasificación, ha caído presa de sus propios errore
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